EL GORRION


Erase una vez, en un crudo y duro invierno del norte de Europa, que un pequeño pero avispado gorrión, quiso emigrar a tierras más cálidas, por lo que sin pensar demasiado en los riesgos y sus consecuencias, inició el vuelo con el único propósito de huir del frío y el hambre.

Y tal era el frío, y tan gélido el viento, que a las pocas horas no le quedó más remedio al pequeño gorrión, que posarse en el suelo para recuperar el aliento. Pero he aquí, que el frío era tan intenso, que al tratar de remontar el vuelo, el gorrión no fue capaz, puesto que no podía mover las alitas ya que se le habían congelado.

Lamentándose estaba de su triste y peligrosa situación, cuando una vaca que por allí pasaba, se le cagó encima. “Solo me faltaba esto, morir ahogado entre la mierda”, pensó el entristecido gorrión, que sin embargo, al calor de la reciente caca, pudo volver a mover sus miembros congelados, a la par que gorjeaba de placer al entrar en calor su entumecido cuerpecito.

Sus gorjeos de placer fueron oídos por un tigre que andaba por las cercanías buscando comida. Se acercó a la fuente del sonido, escarbó con una de sus patas delanteras, para separar al gorrión de entre tanta caca, y se le comió. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Pero no hay cuento que no tenga moraleja y este cuento, a falta de una, tiene tres.

A saber:

1ª.- “No todo aquel que te llena de mierda es tu enemigo”.

2ª.- “No todo aquel que te saca de la mierda es tu amigo”.

3ª.- “Si alguna vez te vieras con la mierda al cuello...¡¡¡no digas ni pío!!!”.